Entregándole la lucha a Hashem

Finalmente, sólo Hashem es el que puede vencer la adicción por nosotros. Como dicen Jazal: “Si Hashem no lo ayuda, no puede vencerlo (al Yetzer Hará)”. Pero para que Hashem pueda luchar por nosotros, nosotros debemos tomar conciencia de que no podemos hacerlo solos y que debemos reconectarnos con Hashem de una manera fundamental y aprender a tener una total dependencia en Él; así como un bebé depende totalmente de su madre.
A veces el "miedo al fracaso" puede en realidad llevarnos a las caídas. Winston Churchill dijo una vez: “Lo único a lo que debemos tener miedo es al miedo mismo”. Y –leavdil, sin comparación, Rabí Najman dijo: “Lo principal es no tener temor en absoluto”. El tratar de controlar nuestra adicción nos lleva a tener temor, porque comenzamos a preguntarnos: “¿Soy capaz de hacerlo en verdad?” Y cuando nos vemos atacados por el Yetzer Hará, muchas veces caemos porque simplemente le tememos a la adicción y pensamos que es muy fuerte para nosotros el hecho de luchar contra ella.
Por el contrario, el secreto del éxito es dejar que Hashem lo haga por nosotros, como dice el versículo: “Hashem yilajem lajem, veatem tajarishún – Hashem peleará por ustedes y ustedes permanecerán en silencio”. Sin embargo, para lograrlo, debemos aprender a confiar completamente en Hashem. Y aquellos que lo aprenden y que entregan su lucha a Hashem se quedan sorprendidos al darse cuenta de que Hashem eliminó ese deseo sexual incontrolado de ellos y los mantiene “sobrios”. Esta técnica no es nada menos que un milagro, pero ha sido documentada miles de veces por los casos de adicción que casi no tenían salida, en grupos del programa de los 12 pasos, en todo el mundo, desde la década de los 30.
El Or Hajayim también describe este fenómeno milagroso. Él pregunta: “Si alguien ya ha caído en esto y no puede dejar de pensar en esas cosas, ¿cómo puede abstenerse de pecar?” Él cita el versículo de Ajaré Mot: “Habla con los Hijos de Israel y diles: 'Yo soy Hashem, tu D’os. Como las prácticas de la tierra de Egipto donde ustedes habitaron, no harán.'” Explica el Or Hajayim, la Torá nos da a entender que para alguien que “habitó en la tierra de Egipto” y ya se acostumbró a ver y pensar esas cosas, el versículo comienza con las palabras: “Diles que Yo soy Hashem, tu D’os”. Esto nos quiere enseñar que: “Si es imposible con la fuerza humana… con la fuerza de D’os, podrás tener éxito sobre los instintos físicos naturales”.
Cuando aprendemos a “dejar de controlar y dejar que D’os controle”, Él libra toda la lucha por nosotros y no hay nada que tengamos que “superar” nosotros mismos. Nuestro trabajo es mantener solamente una condición espiritual saludable y aprender a vivir con la ayuda de Hashem. Por supuesto que también tenemos que dar los pasos que podamos para asegurarnos de que no continuamos alimentando nuestra adicción. Cuando dejamos que Hashem lo haga por nosotros, entonces contamos con la fuerza de Hashem y no con la nuestra propia, como dice el versículo: “Kové Hashem yajalifu cóaj – aquellos que depositan su esperanza en Hashem, se les intercambian las fuerzas”. Literalmente, cambiamos nuestra fuerza por la fuerza de Hashem.
El aprender cómo entregarle verdaderamente nuestra batalla a Hashem puede requerir de nuestra participación en un programa de grupo integrado por 12 pasos, ya que muchas veces tenemos que aprenderlo primero por medio de humanos hasta que podamos sentir que es lo suficientemente concreto como para tratarlo con Hashem, Quien es abstracto. Para los principiantes, podemos tratar de aprender ello en nuestras luchas internas diarias, a través de rezos cortos de auxilio (plegarias de “trinchera”) todas las veces que somos puestos a prueba, como: “¡Padre, AYÚDAME!” o “¡Hashem, sólo TÚ puedes hacerlo por mí! ¡Dependo completamente de Ti, Padre!”, etc… El Steipler escribe respecto a estas pruebas que algunas personas necesitan rezar 50 veces por día para recibir protección del Cielo.
La Guemará dice que Javakuk HaNaví resumió toda la Torá en una sola oración: “Tzadik beemunató yijyé – El tzadik vivirá por su fe”. Rashi explica que en las generaciones anteriores, las personas tenían la fuerza de concentrarse en las 613 mitzvot; sin embargo, en las generaciones posteriores ocurre que simplemente no lo logramos. Entonces, Javakuk HaNaví nos dio la clave: “Concéntrate en la emuná (fe) y Hashem se ocupará de todo lo demás”.
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