El aceptar que necesitamos ayuda

La primera clave para la recuperación es la “aceptación”. Necesitamos aceptar que tenemos un problema y que necesitamos ayuda. De lo contrario, vamos a leer el sitio de la web de Cuida Tus Ojos y vamos a leer el Manual, y vamos a decir: “No se están refiriendo a mí”.
Un miembro de nuestro foro le escribió a un nuevo integrante:
Mucha gente considera que soy un talmid jajam (un erudito en Torá). He tratado con todos los consejos que encontré en los libros de ética, sifré yirá y divré jizuk. Traté de castigarme, de disciplinarme, y casi me volví loco al ver cuán bajo había caído. Y el único consuelo que encontré fue sentarme frente a la computadora y continuar alimentando mi adicción. Escucha, amigo mío, has llegado al lugar correcto, y aquí recibirás ayuda. Y te costará muchísimo menos que una consulta con un profesional, y también tendrás la suerte de salvar tu buen nombre. ¡Pero sólo te salvarás si primero admites que eres un adicto! Yo sé que duele. A mí me dolió y me duele hasta hoy en día. Sí, soy un adicto. Sí, yo, el padre, esposo, talmid jajam y el askán (activista público) del barrio, soy un adicto. Me duele escribirte estas palabras. Pero debemos admitirlo para poder recibir ayuda. ¡Si quieres seguir paseando en la montaña rusa de teshuvá (arrepentimiento)/nefilá (caídas), ¡entonces siéntete libre de hacerlo! Pero lo único que lograrás es crear más vías neuronales de comportamiento adictivo, que serán muy difíciles de revertir.
Algunas personas quieren “admitir” que tienen una adicción, pero aceptar lo que ello realmente significa, y actuar como si estuvieran enfermos y necesitaran ayuda es otro tema.
Citaremos el Gran Libro de Alcohólicos Anónimos:
“La aceptación es la llave. La adicción es una enfermedad y la sobriedad no es una cuestión de fuerza de voluntad. Cuando dejamos de vivir en el problema, y en cambio, vivimos en la solución, el problema desaparece por sí mismo”.
Aceptar verdaderamente que tenemos un problema parecería un paso muy difícil de dar, pero es en realidad la liberación para finalmente enfrentar la realidad sobre nosotros mismos y saber contra lo que estamos luchando.
Hay una idea falsa muy común entre los jóvenes solteros de que el matrimonio resuelve los problemas. Como Rabí Twerski le dice siempre a la gente, el matrimonio no resuelve el problema de la adicción al deseo sexual; lo único que hace es empeorarlo. No sólo eso, sino que una vez que alguien se casa y no ha tratado la adicción, puede llegar a destruir finalmente la vida de muchas personas en vez de sólo una vida. Cuando Jazal dicen que nuestras esposas pueden salvarnos del pecado, no se refieren a los pecados que llevamos con nosotros al matrimonio, pecados que ya vienen arraigados a nuestra mente desde antes. El problema que tenemos no es sólo un deseo que necesita ser satisfecho, sino que surge de lo que se ha desarrollado (a través de nuestra adicción) en una actitud torcida hacia el acto de la procreación. Cuando Jazal dicen que nuestras esposas nos salvarán del pecado, se refieren a personas normales que también tienen ataques de apetito sexual descontrolado una vez cada tanto. Para esas personas, el tener una esposa, puede salvarlo del pecado en tales circunstancias. Pero para los adictos que han aprendido a utilizar la lujuria para llenar un vacío interno profundo y como una solución a todas las dificultades de la vida, sus esposas no les serán suficientes.
La Guemará en Sanhedrín (75a) cuenta la historia de un hombre que estaba enamorado de una mujer de una forma tan enfermiza que se enfermó física y mentalmente. La Guemará pregunta por qué no se casó con ella y contesta que no lo hubiera curado una vez que le fuera permitida, como dice el versículo (Proverbios 9:17): “Máyim guenuvim yimtaku veléjem setarim yin’am – El agua robada es más dulce y el pan escondido es más sabroso.” Esto nos muestra claramente cómo el matrimonio no es una solución para la adicción al deseo sexual, que es similar a la enfermedad mental y física experimentada por este hombre. Incluso si nos casamos con la persona más atractiva de nuestros sueños, la locura del deseo sexual nos obligará a continuar buscando más y más “agua robada” para llenar el vaso sin fondo de nuestros deseos adictivos.
Una vez que reconocemos que estamos tratando con una adicción sexual, que incluso el matrimonio no puede resolver, estamos listos entonces para aceptar nuestro problema y comenzar a vivir en la solución, explorando los métodos efectivos. En casos de adicción avanzada, casi nunca funciona el hecho de tratar de luchar más “duramente” contra el Yetzer Hará, o tratar de estudiar más musar (ética) o incluso tomar cada vez más resoluciones. Con adicciones avanzadas, hay métodos que no funcionan, y hay métodos comprobados que sí funcionan. Los pasos que funcionan están detallados en la Parte 1 de este manual. Allí podemos aprender que es posible liberarse, independientemente de lo avanzada que esté la adicción.
El creer que uno puede recibir ayuda
Algunas personas piensan que si son solteras y no tienen ninguna “descarga”, es imposible que permanezcan limpias en forma indefinida. Esto es claramente falso. Hemos ayudado a muchos bajurim (jóvenes solteros) a alcanzar una abstinencia completa y tenemos muchos testimonios de bajurim que eran adictos y se liberaron utilizando las herramientas, las conductas y la determinación correctas. En cierta forma, es incluso más fácil para los bajurim abstenerse totalmente del deseo sexual, ya que no tienen que exponerse a él en lo absoluto. Y como dicen Jazal: “Hay un pequeño miembro en el hombre, que cuando se lo alimenta, está hambriento; pero cuando se lo deja pasar hambre, está satisfecho.”
Algunas personas tienen la idea errónea de que estos comportamientos son saludables o incluso necesarios para el cuerpo. Esto es completamente falso. La comunidad médica está de acuerdo en que el refrenarse o abstenerse durante largos períodos de tiempo no hace que nada evidente suceda. No hay una acumulación de la presión. Nuestros cuerpos están siempre reabsorbiendo y eliminando los materiales extras, incluso el exceso de semen. Es perfectamente natural permanecer “seco” durante largos períodos de tiempo. No existen en absoluto riesgos ni problemas de salud asociados con ello.
Conocemos cientos de jóvenes adictos que se han liberado de esta adicción. Muchos de ellos escribieron sobre su recuperación y pueden encontrar sus historias en nuestro sitio en la web. Puedes ver cómo personas incluso en peores situaciones que la tuya pudieron liberarse y salir adelante.
El tener esta condición no es una excusa. Tenemos una enfermedad, pero somos totalmente responsables de nuestra recuperación. Una vez que sabemos que PODEMOS recuperarnos, nuestros actos para satisfacer nuestros deseos sexuales incontrolables no serán nunca más los mismos.
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